El abuelo… mi tata, el único que tuve, hablaba poco.
Mi convivencia con él se redujo básicamente a nuestras caminatas matutinas (ver post anterior), los juegos de softball (ver post anterior), ver las noticias, comidas cuando pasaba el verano con ellos, y creo que ya.
Hubo una vez, pero no puedo recordar si fue cuando nos visito en Monterrey, o en alguno de los veranos que pasé en Cananea, que con un par de preguntas logré que me contara toda su vida.
Es uno de esos recuerdos que uno realmente atesora.
Se puso a contarme una vida realmente interesante, que sólo podía imaginar llena de aventuras.
Si mal no recuerdo su mamá murió cuando murió su hermana, después murió su hermana cuando era muy pequeña, después mataron a su papá, lo cuidó su madrastra…
Como a los 12 o 13 años ya andaba sólo por la vida. Recuerdo que nació en Aguaprieta en el 17 o el 19 (casi seguro que fue el 19), que trabajó en un molino en alguna nueva ciudad, creo que también estuvo en un internado en Hermosillo, y después descubrió la minería no sé dónde. Terminó en Cananea también siguiendo la minería. Ahí conoció a la abuela e hizo su vida.
Pensé en redactar ese relato muchas veces cuando aún lo tenía fresco. Pero cómo uno piensa que nuestros seres queridos son para siempre, lo fui dejando para una segunda plática con el abuelo.
Murió y tristemente mi recuerdo de su vida es un párrafo. La abuela duró 10 años más y nunca conseguí los datos para escribir ese relato, y para el de ella. De ella sé lo mismo o un poco menos. Lo que sí es seguro que conseguiré la información de sus hijos.
Sin embargo, me queda el momento y lo guardaré por toda la vida…