viernes, 12 de junio de 2009

tele nueva…

Puesto que crecí cerca de la frontera, era normal para mí hacer la mayoría de las compras en los EU.  Ropa, electrónicos y hasta el súper.

También estaba acostumbrado a que había que pagar cuando te tocaba la mala suerte de que te pararan.

Un día iba con mi abuelo y una tía, ya que fuimos a comprar una tele para mi tía.  Nos pararon en la pasada y creo que a mi abuelo no le pareció lo que le querían cobrar.

Nos regresamos y pidió que lo dejáramos en la calle, del lado americano, y que lo recogiéramos del lado mexicano en tal calle.

Cruzamos, y fuimos a la calle acordada.  Recuerdo claramente la imagen de mi abuelo saliendo de los arbustos cargando una televisión de tamaño mediano tirándole a grande.

Yo estaba muy chico, 6 años máximo, y no entendí mucho lo que pasó hasta después.

jueves, 11 de junio de 2009

llantas del Tío José

Tenía yo no más de 3 años. Lo sé porque hasta esa edad viví en el departamento dónde sucedió lo siguiente...


Había un vecino que vivía sólo. Como todos ahí eran tíos o tías, le decíamos Tío José. Vivía sólo y creo que era más joven que los demás vecinos.

Era a todo dar... Siempre tenía chocolates...

Un detalle curioso es que en el “contry”, dónde vivíamos, las puertas de todas las casas siempre (siempre, siempre) estaban abiertas. Entrabamos a la casa que quisiéramos cuando quisiéramos. Ya sabíamos donde habría pastel, chocolates, etc…

La casa del tío José tenía un atractivo bastante interesante para mis amigos y para mí: una cama de agua. Durante el día los hombres no estaban, y durante vacaciones sabíamos que podíamos entrar a brincar en esa cama tan divertida; siempre y cuando llegáramos antes que “doña Ramona”, quien se encargaría de dejar todo como si nada hubiera pasado.


Un día lo traicionamos... Encontramos unos clavos muy grandes y los colocamos debajo de sus llantas. Inclinados perfectamente para que cuando metiera reversa, los clavos se enterraran en cada llanta.


Esperamos escondidos a que tuviera que mover su carro y ¡pum! Ahí tronaron. Nos pareció muy divertido y nunca nos descubrieron.

Que gusto de hacer maldades sin saber que eran maldades… creo…

viernes, 5 de junio de 2009

el día que el abuelo me contó su vida…

El abuelo… mi tata, el único que tuve, hablaba poco.

Mi convivencia con él se redujo básicamente a nuestras caminatas matutinas (ver post anterior), los juegos de softball (ver post anterior), ver las noticias, comidas cuando pasaba el verano con ellos, y creo que ya.

Hubo una vez, pero no puedo recordar si fue cuando nos visito en Monterrey, o en alguno de los veranos que pasé en Cananea, que con un par de preguntas logré que me contara toda su vida.

Es uno de esos recuerdos que uno realmente atesora.

Se puso a contarme una vida realmente interesante, que sólo podía imaginar llena de aventuras.

Si mal no recuerdo su mamá murió cuando murió su hermana, después murió su hermana cuando era muy pequeña, después mataron a su papá, lo cuidó su madrastra…

Como a los 12 o 13 años ya andaba sólo por la vida.  Recuerdo que nació en Aguaprieta en el 17 o el 19 (casi seguro que fue el 19), que trabajó en un molino en alguna nueva ciudad, creo que también estuvo en un internado en Hermosillo, y después descubrió la minería no sé dónde.  Terminó en Cananea también siguiendo la minería. Ahí conoció a la abuela e hizo su vida.

Pensé en redactar ese relato muchas veces cuando aún lo tenía fresco.  Pero cómo uno piensa que nuestros seres queridos son para siempre, lo fui dejando para una segunda plática con el abuelo.

Murió y tristemente mi recuerdo de su vida es un párrafo.  La abuela duró 10 años más y nunca conseguí los datos para escribir ese relato, y para el de ella.  De ella sé lo mismo o un poco menos.  Lo que sí es seguro que conseguiré la información de sus hijos.

Sin embargo, me queda el momento y lo guardaré por toda la vida…

aquel juego de softball…

En alguna etapa de mi divertida adolescencia, decidimos armar un equipo de softball para jugar en la liga de la colonia.

Cuando menos me di cuenta el equipo ya estaba hecho y yo no había sido incluido.  Éramos un grupo de amigos muy grande y había suficiente gente para hacer un segundo equipo.

Obviamente el segundo equipo sería algo así como la película de “The Replacements”.

Pues en mi berrinche, armé un equipo y decidí retar al primer equipo.  La apuesta fueron 7 cartones de Carta Blanca.  Era una pequeña fortuna en aquel entonces, tomando en cuenta que cada uno tenía un presupuesto por fin de semana equivalente a tal vez una tercera parte del cartón.

Recluté algunos “externos” (gente que se juntaba poco y posteriormente fue motivo de reclamo por parte de mis adversarios), entrenamos un par de fines de semana y finalmente llegó el día en que nos enfrentaríamos al primer equipo.

Recuerdo pocos detalles de aquel juego, y recuerdo que jugué muy poco.  Me dediqué principalmente a dirigir a los muchachos.

Jugamos  muy bien y finalmente se dio por terminado el juego por diferencia de carreras.  Recuerdo las caras poco amigables del primer equipo.

Y recuerdo que me vaciaron una hielera encima al momento en que se dio por terminado el juego.

Un bonito recuerdo que apareció el día de hoy.

y se fue mi vecino…

Fue el primer niño que conocí en esa nueva casa… yo tenía como 9 años…

Mi hermano y yo jugamos con él y con Luis en las bicicletas ese primer día.

De ahí en delante estuvo a mi alrededor durante varios años…

Estuvimos juntos en el karate por unos años, jugábamos en el parque y me lo encontraba por todos lados…

Durante la adolescencia desapareció… nunca supimos que le pasó.

La verdad es que era un desmadre, pero era un niño incapaz de hacerla sólo.

Hasta donde yo sé su familia nunca recibió noticias de él.

Fue muy gradual el aceptar que jamás regresaría… Lo recuerdo muy seguido y me gustaría pensar que anda por ahí en algún lugar del mundo. Hoy me acordé de él y por primera vez pensé que tal vez ya no está en éste mundo.

Fue hace como 15 años ya…

Teníamos unos amigos que eran albañiles de Tampico… él se juntaba más con ellos… pero dudo mucho que hayan sido ellos. Además después supe que si les tocó un interrogatorio al estilo de la justicia mexicana.

Y a ratos me imagino y quiero pensar que anda por ahí, que se metió en un problema que le impidió regresar o reportarse con su familia. Que vive en alguna isla caribeña. Después nomás no me cuadran mis fantasías.

Aún no me atrevo a pensar un "descanse en paz"... pero seguirá en mis oraciones.