viernes, 17 de julio de 2009

Llegaron los Reyes Magos…

Llegué a casa de cenar en casa de los abuelos.  En el jardín había excremento de algún animal grande.  Caballos o vacas seguramente.

Para mí eran de un elefante, un caballo o un camello. Tal vez de los tres. Los Reyes Magos habían llegado.

Mi papá estuvo de acuerdo conmigo, era lo lógico. 

Efectivamente, entré y los regalos ya estaban ahí.

Los regalos de los Reyes Magos no eran tan divertidos como los de Santa.  Por lo general ropa y dinero.  Pero igual fue emocionante.

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