jueves, 7 de noviembre de 2024

La Laptop rebelde juega a las escondidas

Hoy fue uno de esos días donde no olvide la cabeza solo porque la tengo pegada.

Empecé con la idea de llevarme la laptop al trabajo, pensando que si se daba la oportunidad, podía irme un rato a la playa a trabajar desde ahí.

Pero he andado cansado y mejor decidí irme a casa a trabajar… solo que en la desconexión total, olvidé la mochila en la oficina. Primer strike.

Llego a la casa, listo para trabajar, y ¡sorpresa! No tengo la laptop. Ni modo, me tocó regresar a la oficina. Ya que estaba ahí, pensé: “Bueno, pues me pongo a trabajar un rato.” Dos horas después, decido emprender camno a la casa (de nuevo), y cuando llego… sí, otra vez se me olvidó la computadora en la oficina. Segundo strike.

Así que vuelvo a la oficina, me siento como si fuera parte de una mala comedia y, ya que estoy ahí, pues me pongo a trabajar un rato más (¿qué más podía hacer?). Al final, cuando por fin llego a casa otra vez, abro la laptop, y apenas la enciendo… ¡zas! La batería decide apagarse en mis narices. Ahí fue cuando mi esposa, toda sabia, me dice: “¿Sabes qué? Hoy no es un día para que trabajes en casa, mejor haz otra cosa.”

Le hice caso, total ya era hora "de aventar la pala". Fui por Emilio, mi hijo, y nos fuimos a dar el paseo de todas las noches con nuestro perro, Toby. Emilio va en su silla de ruedas, Toby adelante, y yo ahí, como equipo. Todo perfecto, hasta que apenas salimos a la calle, escuchamos a mi esposa gritarnos desde arriba… ¡habíamos olvidado al perro! Nos fuimos tan en automático que se nos pasó un detalle importante de la rutina.

Definitivamente, hoy fue un día raro.  No recuerdo haber tenido uno así en años. Pero bueno, al menos nos reímos un rato, y mañana veremos si la tercera es la vencida.