martes, 28 de julio de 2015

¿Me ayudas a dormir?

Disfrutaba de un interesante libro, despues de haberte puesto pijamas, contado un cuento, llevado al baño, preparado y servido un jugo fresco y servido un vaso de leche de almendras...

Del baño para acá, son algunos de tus pretextos para no dormir.

A pesar de incertidumbre sobre decisiones que hay que tomar, estaba leyendo agusto.  Muy relajado.

Estaba a tu lado esperando a que te durmieras.  Ya tenías sueño pero seguías moviéndote.

En eso me dices: "me ayudas a dormir, papi?"

Eso significa abrazarte, cantarte, acariciar tu pelo y darte palmaditas en la espalda.  En un orden que hay que ir diseñando sobre la marcha.

Hago a un lado el dispositivo en el que leía.

Claro que te ayudo y lo disfruto lo más que puedo.  Me lo aprendo de memoria para poder volver a vivirlo  en mi cabeza cuando yo quiera.

Te vuelvo a cantar una de las varias canciones que inventé durante esa infinidad de horas que tuve el placer de arrullarte.

Ya no te puedo decir "mi bebé", porque inmediatamente me corriges y me recuerdas que tu ya eres "niña grande". 

No te puedo decir, pero siempre será así.