Después de que salimos de Cananea, mi hermano y yo pasamos unos cuantos veranos ahí. Para nosotros eran las mejores vacaciones.
Para empezar nos quedabamos con los abuelos, quienes siempre estaban felices de vernos. Después, la comida de mi Nana era de lo mejor, había mucho dónde y con qué jugar, y se veían varios canales de EUA.
De vacaciones, sin responsabilidades, y consentidos.
El único problemita era que mi abuelo gustaba de levantarse a las 5 o 6 de la mañana a caminar, y también gustaba de que sus nietos lo acompañaran.
Recuerdo lo difícil que me resultaba levantarme a esa hora. Cananea, aún en verano, era frío por las mañanas. Y pues ahí vamos el Dani y yo a caminar un par de horas con mi Tata. Aparte no era opcional, nunca nos preguntó si queríamos ir o no. Solo nos levantaba y vámonos...
La verdad es que me gustaba mucho caminar por el campo con mi abuelo y mi hermano, pero no me gustaba eso de levantarme a horas en que todo el resto del pueblo estaba dormido.
Llegabamos a casa y Nana ya tenía listo el desayuno.